Paseito por el camino de Minasierra-Cuesta de Pataura, plato de espichás con ajitos y huevos fritos, más algunas verduritas y vino !rico, rico¡
Tras las Fiestas Navideñas, de Año Nuevo y Reyes, volvimos a los paseos matutinos por el Camino de Minasierra (algún buen amigo motrileño me dice que los correcto es Camino del Canal). Durante ellos nos quejamos de algún que otro exceso gastronómico y nos congratulamos de la vuelta a la normalidad con el propósito de quemar el colesterol malo (LDL). Pero desde antes de Navidad teníamos una cuenta pendiente que había que saldar cuanto antes, consistía en ingerir un típico plato motrileños "Espichás con huevos y ajos fritos". Durante uno de los paseos fijamos como fecha para saldar nuestra cuenta pendiente, el sábado 11 de Enero.
El primer paso, no era otro que encontrar la base del delicioso plato, las espichás de Motril. Lo intentamos en varios comercios de Motril, la búsqueda no dio resultado. Llamé al amigo Diego, no estaba pero su señora y amiga Adela, nos dio dos posibles lugares donde las preparan en el Puerto, uno el Ingenio de San José y otro (cuyo nombre no recuerdo) junto a la Iglesia del Carmen del Puerto. El viernes, 10 de enero, José Luis y yo "El que dice ser y llamarse Pepe Bellota", cambiamos el itinerario de nuestro paseo. En esta ocasión tomamos la Rambla de las Brujas y luego el paseo de la Playa de Poniente. De regreso fuimos a los lugares que nos indico Adela, ambos estaban cerrados, aunque en uno de ellos había un cartelito que indicaba la hora de apertura, las 10 horas, para ello faltaba aún un rato. A José Luis, motrileño de "to la vida", se le ocurrió que entráramos a la explanada de la Lonja, en ella hay un pequeño Bar dónde podíamos preguntar por las deseadas espichás. Al entrar al Bar nos encontramos con Pepe y Manolo, los monitores de la Charca de Suárez, tras los saludos y buenos deseos para el nuevo año, Pepe nos preguntó que nos llevaba por aquel lugar, le informamos que las "Espichás de Motril" y preguntamos si sabía dónde las podíamos encontrar, Pepe otro motrileño de "to la vida", nos dijo que sí y pregunto al mesonero ¿Dónde está el Tacones, estaba ahí hace un momento?, le dijeron que había salido; salio en su busca y enseguida volvio con él y le dijo "Estos son los amigos que están buscando espichá ¿tienes?", el señor conocido amistosamente como "El Tacones" dijo que sí y se dirigió al frigorífico del Bar, pero la mercancía se podía difícil, los envases que dejó allí el día anterior habían sido consumidos por los clientes del Bar. La alegría que sentimos, José Luis y yo, al saber que íbamos a tener espichás empezo a tornarse pesar, pronto "El Tacones" nos devolvió la ilusión, dijo "esperar un momento, que tengo en casa y voy a por ellas. Nos pedimos un cafelito descafeinado, las mañana estaba húmeda y fría, mientras esperábamos a nuestro proveedor de espichas. "El Tacones", tardó apenas unos minutos, nos trajo 5 envases 5 y nos dijo que las conserváramos en el congelador del frigorífico hasta un ratito antes de cocinarlas, le pagamos tan codiciada mercancía, apuntamos su teléfono para futuras pitanzas y contentos regresamos a Motril. Comunicamos al amigo Juan que el encargo, la "operación espichá", había tenido éxito y quedamos para dar el paseo al día siguiente.
A las 8.15 de la mañana del sábado, Juan, Miguel, Paco y Pepe "El que dice ser y ..." nos encontramos junto a la Fabrica del Pilar, lugar de inicio del paseo Camino de Minasierra-Cuesta de Pataura. Faltaba para el repoker José Luis, tenía que hacer unas "cosillas" y habíamos quedado con él alrededor de las 10 horas a la entrada del Cortijo de Paco.
El paseo fue tranquilito, tanto que hasta nos adelantó "El Pirenaica". En la Cuesta de Pataura tuvimos que esforzarnos un poquito más, como se puede observar en las fotos, alguno la subió gateando (es broma).
La cuesta de Pataura fue subida hasta a gatas
Ciertamente el ultimo tramo de la cuesta está muy empinado
Tras coronar el repecho, para refrescarnos cogimos unas naranjas "sangre de Cristo" en el cortijo del amigo Enrique, un ratito más de paseo y llegamos a la entrada del cortijo de Paco, allí estaba ya esperando José Luis con la bolsa de espichás y una caja de huevos. Paco abrió la barrera de acceso y por una cuestecita de fuerte pendiente llegamos a su bonito cortijo, con su huertecilla magníficamente cuidada y estupendas vista desde el porche.
Pasamos al interior del cortijo y comenzó la operación "cocinado de las espichás", el cocinero fue José Luis, yo que le acompañé de pinche doy fe que estuvo de sobresaliente. Miguel y Juan fueron preparando la mesa, mientras Paco, nuestro anfitrión, bajo a la huerta a por cebolletas y habas. Decir que Paco también alcazó la calificación de sobresaliente, fue un excelente anfitrión, GRACIAS PACO.
A continuación prefiero sean las imágenes, por aquello de "una imagen vale más que mil palabras" las que muestren el buen rato "gastronómico y de sana amistad" que pasamos. Ah, antes ello, tengo que decir que tanto los vinos como el pan casero que había preparado nuestro anfitrión, Paco, estaban deliciosos.
Cocinero como mandan los cánones, es decir con delantal
Operacíon huevos fritos
!Qué pintan tienen¡
Operación espichás con ajitos fritos
Ración per-cápita, ronda 1: espichas, ajitos y dos huevos fritos
Nuestro cocinero recupera el resuello !Ese colorcito de la cara me da...¡
La mesa está servida !!A comer¡¡
Cuatro comensales y un brazo
!!Ahora sí¡¡, los cinco afortunados
Contentos y felices, las caras de la imagen son, como suele decirse, "el espejo del alma", dimos fin a la última parte del paseo, el regreso a Motril. Gracias amigos y hasta la próxima cuentecilla.
Pepe Bellota