domingo, 7 de junio de 2015

Anda un poco y come choto

"Anda un poco y come choto"
La camarilla. Foto Gonzalo Arcas Barros
 La camarilla. Foto Paco García González
 Descansillo 

El 7 de marzo de 2014, Jaime, José Luis, Paco, Gonzalo y "el que dice ser y llamarse" (esta frase tiene historia) Pepe Bellota, realizaron la actividad "Anda un poco y come choto", un amigo nuestro a aquellos que se van de cortijo a comer como buenos tragaldabas, le llama "Los come chotos". Nosotros para poder tomar el exquisito choto que no preparó Magdalena, la esposa de nuestro amigo Pepe el de Lagos, antes tuvimos que caminar un poco. Fuimos en el bólido de José Luis hasta los Tablones, nada más llegar al anejo motrileño y tras saludar a uno de sus vecinos, Pepe Vallecillos pariente de Gonzalo y amigo del resto de la camarilla, fuimos a comprar pan al horno de leña, el panadero nos indicó que hasta dentro de una hora no tendría pan, se lo dejamos encargado y llamamos a Pepe Vallecillos para que lo recogiera ya que nosotros no regresaríamos hasta entrada la tarde. 

A partir de ahí, comenzó nuestro paseo a pie camino de Lagos, la pista es cómoda y nos permitió la charla con anécdotas e historias. Al otro lado del barranco se encuentra un tablón, término usado por los lugareños, en él se vislumbran las ruinas del cortijo de la abuela de Gonzalo, éste nos contó como recordaba ir junto a su hermano Cecilio, cada uno en un serón a lomos de un borrico, desde los Tablones hasta el cortijo de la abuela. Cercano el citado cortijo, se encuentran otros, unos de ellos el cortijo de Pablo, fue lugar de un sangriento enfrentamiento entre maquis y guardias civiles la noche del 30 al 31 julio 1947; con una represión posterior con 11 personas fusiladas la noche del 31 julio al 1 de agosto, en un lugar de la carretera Motril-Gualchos.

En una de la curvas, a la derecha hay un cortijo que siempre que pasamos por allí recordamos la anécdota vivida una tarde de finales de verano, nuestro añorado amigo AGMaldonado vio una culebrilla de escalera, tomó la cámara y se prestó a fotografiarla, en esto que a toda velocidad llegó en dueño de cortijo y le pegó tal pisotón que la dejó sin vida. Antonio, le dijo !Pero hombre qué hace, son beneficiosas controlan las poblaciones de roedores!, el lugareños le contestó "esa ya no se mete en el interior de mi casa".

Luego pasamos por el cortijo Vidoy y poco después por otro cortijillo, que fue pasto de las llamas, también propiedad del señor antes citado. Allí, desde dónde ya se divisa Lagos, hicimos un descansillo, tomamos fruta, frutos secos y agua. Continuamos la marcha y al poco llegamos a Lagos, dónde lo primero que hicimos fue bajar al nacimiento que hay a poca distancia. Luego nos acercamos al bar de Pepe, tras los saludos de rigor,  nos tomamos una cervecita con su tapa de callos correspondiente. Pepe nos dijo que al cocinado del choto le faltada media hora o un poco más, así que nos dimos un paseíto por los alrededores, en concreto fuimos hasta el cercano cementerios de la localidad. Desde dicho camino, Gonzalo y yo, recordamos el día que subimos hasta la mina del Piojo, lugar dónde fueron abatidos a tiros los dos últimos maquis de la Sierra de Lújar. El suceso acaeció la madrugada del 6 de junio de 1952, un grupo de de la Guardia Civil montó tres día antes un servicio de apostadero en las inmediaciones de la citada mina, permaneciendo en el mismo durante 3 días y sus correspondientes noches, durante la madrugada del día 6 de junio, sorprendieron a los maquis (bandoleros según terminología oficial de la época, o "gente de la sierra" según la popular) y dieron muerte a dos de ellos, los fallecidos eran conocidos como el "Duarte" y el "Jerónimo". El hecho provocó que el resto de la partida emprendiera la huida a pie, caminado de noche y escondiéndose durante el día, consiguiendo después de 100 días, todo el verano, pasar la frontera pirenaica y entrar en  Francia. 

Ilustro con algunas fotos del día (9-93-2010) en que mi coetáneo y amigo Gonzalo y yo visitamos la mina del Piojo, lugar del suceso escuetamente relatado.

En Lagos, Vélez Benaudalla, grupo formado por malagueños de Lagos 
y motrileños (de toda la vida o con carta de residencia otorgada)
 Durante la subida Fernando Alcalde nos informó sobre la minería en Sierra Lújar
Junto a la entrada a la mina de agua del Piojo
Placa en recuerdo de los dos ultimo maquis muertos en Sierra Lújar 
colocada en el interior de la mina del Piojo por los Apargatero e IU_LV CA Motril
Fotos Gonzalo Arcas

Uno sabe algo de estas cosas de "maquis y civiles", a través de mi familia paterna, principalmente mi abuela María,  a ellos, incluidos mis padres, les tocó sufrirla en el cortijo de Las Mimbres de Monachil (Sierra Nevada). Y por las investigaciones de mi amigo y compañero de trabajo, durante 20 cursos, el profesor e historiador José María Azuaga

Regresamos a Lagos, y en una mesa en la puerta del bar de Paco, nos tomamos una ensalada, un platazo de choto, regado con cerveza y una jarra de vino del terreno. Las sabrosas viandas las tomamos entre bromas y anécdotas, sobre todo metiéndonos un poco con el "Niño de Cijúela", por cierto durante la comida recibió información de su hijo, el cual acababa de superar el kilómetro 100 de una carrera de resistencia de 150 kilómetros de distancia. Finalmente temamos un café o infusión, invitado por Pepe, nos despedimos y comenzamos el camino de regreso hacia los Tablones.
En plena "faena" de cinco auténticos tragaldabas


De regreso, en primer lugar nos acercamos a que los compañeros, que no lo conocían, visitaran el antiguo molino de Lagos, arrebujado en un saliente del roquedo.

 En el viejo molino de aceite de Lagos
Fotos de la jornada  Gonzalo Arcas Barros & Paco García González

A partir de aquí, un tragaldabas se empeñó en ir campo a través para recortar camino. Pepe Bellota no muy convencido debido a sus problemas en los remos inferiores, dijo que había que buscar la acequia y seguir por el murillo de la misma hasta llegar a un huerto, desde el cual accederíamos ya al conocido camino por el cual habíamos transitado durante la mañana. Parata para arriba, parata para abajo y la acequia no aparecía, finalmente Gonzalo la encontró y la seguimos cómodamente, incluso nos tomamos una naranjitas de un huerto, pero no abusamos, fue muy por debajo del 5% del que habla un amigo nuestro que no se considera delito, aunque luego pone cierta apostilla que no viene a cuento.

Una vez la pista que lleva los Tablones, en animada charla llegamos al cortijillo ENJOPACAR, el de nuestro amigo Pepe Vallecillos. Candela su simpática nietecita nos entrego el pan de leña, al poco llegamos al coche y regresamos pronto a Motril.
Pepe Bellota

1 comentario:

  1. ¡¡ Qué bien os lo montáis!!. Esa es una magnífica manera de practicar el senderismo: Caminar, comer e "historiar"..... ¡ buena mezcla !.

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